lunes, 16 de junio de 2014

No dejan de decirme, esto es lo mejor. Olvidarás, y dejará de doler. Y es gracioso, porque ni deja de doler, ni puedo olvidar. Solo se queda un terrible agujero negro en medio de mi cuerpo, que poco a poco lo va absorbiendo todo. ¿Cómo se supone que debo de sentirme? No puedo siquiera tumbarme en la cama sin ahogarme con mis propios sollozos de desesperación. Miro a mi alrededor, y todo parece sin vida, como si no hubiera nada por lo que alegrarse, nada por lo que mereciera la pena empezar a vivir.
No puedo huir de todo esto. Pero me presiona. No puedo respirar, no puedo con toda esta presión. Todo el mundo espera que sea alguien que no soy, alguien que consiga todo lo que yo no puedo conseguir.
Esperan que sea la mejor en todo. Que mis notas sean las mejores, que me convierta en alguien con una carrera increíble, digna de mencionar. Quieren que sea suficientemente buena, ser un ejemplo para los demás. No me permiten fallar. Miento. Yo soy la que no se permite fallar a nadie.
Yo misma me presiono. Yo misma me ahogo. Puedo convivir con todos, menos conmigo misma.
No puedo olvidar nada. No puedo olvidarla a ella, con sus palabras. No puedo olvidarlos a todos, con sus acusaciones. No puedo olvidarle a él.
No sé que hacer. No sé a quien acudir. Me he quedado sin rumbo. Sin saber hacia donde girar, hacia donde dirigir mi vida, porque nunca he tenido un objetivo exacto. Solo sobrevivir. Y por ahora, no lo estoy haciendo muy bien.

jueves, 12 de junio de 2014

Dear love, it's me. Again.

Lo más difícil es dejar ir. Borrar cada recuerdo, cada caricia como si nunca hubiera rozado tu piel, cada sonrisa, cada lágrima. Hacer que nada ocurrió, o que solo ocurrió en la vida pasada de alguien que ya se te antoja como desconocido. Perdóname si hago esto tantas veces sin lograr apenas nada, pero para mí, fue real. Siempre he olvidado tan rápido...siempre ha dejado de doler tan rápido, como un simple momento fugaz. Pero esto no se va. Se queda en mi garganta, esperando que grite por ello, que grite por ti. Se queda en mis lágrimas, y les impido salir. Porque te lo llevaste absolutamente todo. Me dejaste gritando silenciosamente a mis propias lágrimas. 
Sé que estuvo mal, que no me hizo ningún bien, que estoy mejor así. Nunca quise que acabara ese momento, nunca quise ver la realidad. Aceptamos el amor que creemos merecer. No hay nada más cierto que eso. Y yo lo acepté, lo sigo aceptando.
La única diferencia, es que no deja de doler. No ha dejado de doler ni un solo momento desde que te fuiste como si yo no fuera nada. Y ahora soy yo la que no puede recibirte.
No debería escribirte. No debería dedicar cada una de estas entradas, solo a ti. Pero siempre has sido tú. Solo tú. Puedo hacer que existen otras cosas. Pero a la hora de la verdad, sentada frente a esta pantalla, solo puedo escribir sobre mi inspiración. Sobre lo que sobrepasa a mi razón y ahoga mi alma. Y eso, eres tú.
No puedo olvidarte. Nunca lo haré. No puedo perdonarte y hacer que no ocurrió nada. Porque sí ocurrió. me cambiaste. Hiciste de mi vida un huracán, que sigue dando vueltas. 
Estaba en un precipicio. Creí que eras mi ángel. Me aferré a ti como jamás me he aferrado a nadie. Te quise hasta desgastarme, hasta asegurarme de que no podía poner más sentimiento en cada beso o en cada palabra. Te creí y te di la mano. Y tu tan solo me empujaste.
Y sin embargo, mírame. Patética en esta repetición de momentos. Queriéndome alejar de lo que me causa tanto dolor, pero sin soltar aún tu mano. 

domingo, 8 de junio de 2014

death

Debería dejar de sentir, debería decidir, y acostumbrarme a aceptar esa decisión. Debería afrontar las cosas como son. La vida pasa, la gente cambia, las amistades se traicionan, el amor se acaba. Pero simplemente no puedo. Llamadme soñadora, si queréis, pero no puedo afrontar nada de esto. Nunca he podido, nunca he sido capaz de vivir, y ser feliz. He usado libros para huir, y ahora hago exactamente lo mismo. Son mi vida. Pero mi vida es irreal, porque cuando mantengo mi mente aquí, solo puedo lamentarme de que esto sea así. De que yo sea así.
Se acerca el verano, y para mí es una sensación horrible. Porque desde que era pequeña, me prometía a mi misma que tenía que cambiar, para volver al curso siguiente diferente. Lo único que ha cambiado entre esa niña, y yo, es que yo quiero hacer ese cambio ahora constantemente. No puedo evitarlo, no puedo hacer como dice la gente, y dejarlo ir.
Tengo miedo. ¿Es que nadie puede verlo? Tengo miedo de mi misma, de perderme aún cuando nunca me he encontrado. Pero por encima de todo, tengo miedo de morirme y pensar que no he sido feliz. Dicen que hay que aceptarse, pero si no me cambio no soy feliz, y si lo hago, me fallo a mi misma. Quiero ser tantas cosas...y sin embargo no soy ninguna de ellas. Me siento vacía, un sin sentido aquí. No sé que hacer, no sé a quien aferrarme.
No quiero que el tiempo siga corriendo. No quiero que llegue otro verano más, donde me deprimo cada día más. No quiero acabar el instituto, ir a la universidad y tener toda la vida pensada. Porque en realidad la única vida pensada que yo tengo, es la de como y cuando morir. Solo imagino esa escena, nunca todo lo que habré vivido para llegar a ella.

sábado, 7 de junio de 2014

Stay Strong

Me gustaría escribir todo lo que siento, pero no puedo. Podría excusarme, decir que no he tenido tiempo para meterme aquí y escribir, aunque fuera, una entrada. ¿La verdad? La verdad es que estaba huyendo. Entrar aquí significa escribir y enfrentar las cosas. Enfrentarme a mí. Y lo único que llevo haciendo estos meses, es huir de mi misma. No pretendo fingir ser alguien que no soy. Siempre he odiado esas cosas. Pero estoy fingiendo algo que no siento, y por eso no quiero entrar aquí, al que es mi diario, mi único lugar sincero. Porque ¿cómo se supone que te sinceras cuando te quieres mentir a ti mismo? Es irónico, la vida es irónica, una película de humor negro con un punto de sarcasmo. Y se está riendo de mí.
"Puedo escribir los versos más tristes esta noche..." Cierto, puedo. Pero no quiero. Me he esforzado todo este tiempo, en crear una barrera fría y cortante. En desplazar cada sentimiento, en mojar cada herida con alcohol y disfrutarlo, en vez de quejarme del dolor. Me he esforzado en construir una barrera que no le permita a nadie volver a entrar en mí, volver a tener mi confianza. Y sí, puede parecer estúpido, porque esa barrera de hielo, también se puede derretir. Pero me mantiene segura, me hace tener algo que no tenía antes. Confianza en mi misma. Creer en mi misma. No puedo dejar que la gente me destruya. No puedo verle, recibir un mensaje suyo, y sentirme como me siento. Como si todo mi cuerpo temblara mientras le contesto, como si mi corazón no pudiera bombear más rápido mientras finjo que no le miro cuando en realidad no despego mi vista de él ni un solo momento. No voy a volver a sentirme débil ante nadie. No volveré a confiar en alguien de ese modo. Ya lo he hecho antes, a otra gente, y siempre me han fallado. Cuanto más me abro, más dolor. Y puedo decir, que estoy harta del dolor. Me dijeron, no hagas esto. Pero lo voy a hacer. Voy a reprimir todo sentimiento, todo signo de debilidad. No seré utilizada ni una sola vez más. Iré un paso por delante. Porque si me vuelven a herir, volveré a caer, y ya estoy cansada de que me traten como a una muñeca basura que no sirve nada. Puede que yo no sea nadie, pero esto es una promesa. Una promesa de que ya no seré nunca más la débil, la ingenua.
Todo el mundo sufre por amor, por amistad, por sí mismo. Todo el mundo se odia a sí mismo a veces. Sí, lo sé. Pero esto es una promesa conmigo misma. Una promesa de que ya no esperaré a nadie solo con una sonrisa, tendré un puñal preparado en mi mano.