sábado, 18 de octubre de 2014

¿El destino? Ni siquiera sé si creer en él o dejarlo pasar como si todo fuera una casualidad. A veces preferimos creer que las cosas pasan por una razón, que quizá existe el hecho de estar predestinado a alguien, cuando a lo mejor, sencillamente nos hemos cruzado con esa persona por pura casualidad.
¿Pero por qué, entre los miles de personas que existen, solo conocemos a unas pocas, a una que consigue volver tu cielo del color más azul? Las casualidades bellas no existen, los destinos marcados tampoco.
Debemos admitir que en esta vida se gana a gente de la misma forma que pierdes tu tiempo, que quizá mientras has conocido a una persona, a tu lado camina otra aún mejor. Nos conformamos, porque no sabemos por qué suceden las cosas, pero queremos obligarnos a creer que si algo sucedió, fue por mejor.
Prefiero creer en el destino, prefiero creer que todo está relacionado, que las casualidades no existen, que el dolor es compensado, que el amor es contrarrestado.
Porque nos empeñamos en escribir un destino a lápiz, cuando ya fue grabado a fuego.

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