viernes, 20 de marzo de 2015

Últimamente no escribo, porque sinceramente no tengo nada que decir.

El sufrimiento es algo que acompaña a la vida, es algo a lo que constantemente tenemos que hacer frente, y por fin he comprendido que debo aprender de él, no dejar que me aplaque.
El hecho de intentar superarlo, me hace parecer fría, como si por haber tomado yo la decisión no me doliera igual. Duele, pero creo que las heridas están ahí para recordarnos nuestro paso por la vida, y no quiero esconderla, solo quiero curarla, y vivir con ella.

Sé que ahora todo es oscuridad, pero yo he estado sumida en la mayor oscuridad posible, y he salido de ella. La vida es un continuo vaivén, y aunque ahora estés abajo, cuando el tiempo pase, cuando las heridas se curen, estarás arriba. Por mucho que pienses que las cosas no mejorarán, lo harán. Por mucho que quieras hacer locuras, no las hagas por esto. Porque eso solo significa rendirse, y la esperanza es lo último es que se pierde.

He comprendido que debo dejarme llevar un poco. Debo dejar que la vida me sorprenda, porque no puedo mantenerlo todo bajo control. Aunque esta sea una mala época, no lo será por siempre. He estado en ocasiones peores, he llorado, he estado despierta miles de noches, y aquí sigo. Y sé que aquí seguiré después de superar esto. Y sé que tú también.

No sé que va a ser de mí en los próximos meses, muchas cosas están cambiando en mi mente, en mi forma de ver la vida. Pero creo que dejar fluir las cosas por sí solas, es lo mejor que puedo hacer en vez de elegir ya y planearlo todo. A fin de cuentas, fue una elección en el último momento y sin premeditar la que me llevó a este increíble curso de experiencias. Y no lamento nada. Así, espero no seguir lamentando nada en el futuro.

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