domingo, 5 de junio de 2016

Quiero escribir, pero no sé sobre qué. Hacía mucho que no tenía esta necesidad. He releído entradas antiguas, para inspirarme, para encontrar algún parecido de lo que escribí con lo que siento. 
Pero nada de lo que hay aquí refleja este oleaje inmenso que se mueve dentro de mí. 

¿Puede tu vida dar un giro de 180 grados en apenas diez meses? ¿Y en apenas tres? 
Me parece increíble que ya haya terminado todo. Me parece increíble, el haberme despedido de mis amigos, hasta el siguiente curso. Porque ayer, no sabía el nombre de la calle de al lado, ni de la gente de las dos primeras filas. Y ahora, esas dos filas se han convertido en los asientos de todos mis amigos. De la gente que ha conseguido que diga que tengo una vida allí. Una vida increíble, feliz, e intensa, que me encanta tener.  Nunca pensé que conseguiría una amistad así, ni que podría sentir que otro sitio, alejado de mis amigos y familia, podía considerarse también mi hogar.

Jamás pensé que podría con la vida que tantos años pasé imaginando. Nunca pensé que realmente conseguiría irme de aquí, para vivir la vida que quería. Para ser la persona que quería ser sin ataduras. Pero lo he hecho. Y he descubierto, que mi vida es realmente mía. Que yo decido, yo me muevo, y yo actúo. Que por fin, puedo ser yo misma sin miedo a que alguien me rechace, sin importarme qué piensen. 
Me han aceptado con los brazos abiertos. Me han hecho creer que mi amistad, merece la pena. Que pasar tiempo conmigo, es para ellos una forma de disfrutar. Y lo agradezco tanto. Y les debo tanto.
Porque han convertido algo que me aterraba profundamente, han convertido la soledad que sentía allí, en algo cálido e inmenso. Y han hecho que un sitio del que no sabía el nombre hasta hace once meses, pase a ser mi segundo hogar.

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